Un hombre ya no soporta a la mujer con quién salió a cenar en una cita a ciegas.
Por suerte para él, le pidió a un amigo suyo que lo llamara al restaurante a las 9 de la noche en punto para inventar una excusa y escaparse.
Tal como convinieron, el tipo recibe la llamada y le dice a su acompañante:
- Lo siento mucho, tengo que irme. Mi padre acaba de morir.
- ¡Gracias a Dios! – responde ella -. Si no se hubiera muerto el tuyo, tendría que haber sido el mío.
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