lunes, 21 de octubre de 2013

Lorito

Cuando la vecina pasaba, el loro del peluquero siempre le
gritaba sin piedad:

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--¡"Buen día, putona"!
Hasta que un día ella no aguantó más y reclamó airadamente
al peluquero, el cual, como modo de castigar al loro por su mala
conducta, lo pintó de negro
Al día siguiente la vecina pasó por la peluquería y el loro,
ahora pintado de negro, no dijo absolutamente nada.

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La mujer, triunfante, lo provocó:
--¿"Ahora estás calladito, no?"
A lo que el loro, con aire de olímpico desprecio, respondió:
--"¡Cuando estoy de smoking no hablo con putas!"

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