jueves, 3 de mayo de 2012

Infracción

La gente que todavía trabaja me pregunta a menudo qué hago diariamente,
ahora que estoy jubilado...
Pues bien, por ejemplo, el otro día fui a Santa Cruz y entré en el edificio
de usos múltiples de la avenida Anaga para presentar una documentación; sin
tardar en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí, un Policía Local estaba poniendo una infracción por
estacionamiento prohibido. Rápidamente me acerqué a él y le dije: ¡Vaya
hombre, no he tardado ni cinco minutos...!
Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con un  jubilado...
Me ignoró olímpicamente y continuó rellenando la infracción.
La verdad es que me pasé un poco y le dije que no tenía vergüenza.
Me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el
vehículo no traía yo no se qué de la hora. Entonces levanté la voz para
decirle que me había percatado de que estaba tratando con un cabrón, que le
habían dejado entrar en la Poli porque no servía para otra cosa...
Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y
empezó con una tercera. No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos
llamándole de todo, desde “sieso rebanao”, hasta h. de p...... Él, a cada
insulto, respondía con una nueva infracción. Con cada infracción que llenaba
se le dibujaba un sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza...
Después de la enésima infracción... le dije: Lo tengo que dejar, porque…
¡Ahí viene mi autobús!
Desde mi jubilación, ensayo cada día cómo divertirme un poco.
¡¡¡¡Es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme¡¡
El hijo de P....... del jubilao.

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